ma quería comprar su mejor regalo para esta ocación, era para sí misma su primer ejercicio de autoestima, en vez de buscar cosas para él o para su mejor amiga, esas cosas tan bonitas que siempre veía en la vidriera a la salida del trabajo ahora las miraba para sí. A veces sentía una extraña sensación de ridiculés al imaginarse con esas cosas puestas o esos aromas o esos retoques en su cabellera larga. Comenzó a probarse más faldas, con sus piernas expuestas sentía ahora el viento o el frío y recordó las medias que sus amigas comentaban para esos días. También se probó zapatos de tacos altos que con sorpresa tuvo que reconocer cómo elevaban sus glúteos! tan perdidos de vista últimamente... al menos para ella. Sus labios le atraían más así marcados lo que le obligó a ser más osada para reirse. Así se fué descubriendo hasta dar la vuelta a la forma y rescatar todas sensaciones para cuando se guardara desnuda para si misma cuando le conveniera. Toda su forma y atractivo le entusiasmó y ahora se la ve más contenta y misteriosa. Ultimamente tiene un secreto que nadie se atreve a preguntarle porque tampoco se sabe exactamente cómo decirlo, vuela en sus ojos y se pierde en su risa, se yergue con su cintura y pierde entre sus manos. Solo ella sabe que ha logrado, más tarde que nunca, su primer orgasmo.
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