uégame contigo con manos grandes y cuerpo flácido de arcilla blanca. Rózame con tus dedos así sostiene mis costillas bajo mis brazos y ríeme con miradas encendidas de amor. Déjame tocarte ese hollo en tu cintura y sentir tu tibieza bajo el sudor. Sé flácido, dozel de mi jardín que salta con mi canto. No jures, no imites, no grites, ni chilles, no te asustes, todo es el mismo son del juego que refleja lo real. Déjame entregarme y caer sobre tu blandura donde yazgo tendida bajo el mismo sol. Déjame llorar y temblar por fin perdida entre tus ramas.
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