Sonntag, Oktober 02, 2005

Camille Claudel




ay seres que son necesarios para la posteridad, en particular para aquellos que los buscarán y más para aquellos que tengan oportunidad de descubrirlos en su búsqueda con buen fin o en una búsqueda predestinada.
Camille claudel, permaneció al amparo de su maestro y amor que no pudo protegerle de su talento, de su sensibilidad, de su esencia, comenzó como un pichón disfrazada su valía tras su juventud que fué descubierta en águila, golondrina, gaviota, cóndor, o gorrión todos igual de refulgentes ante su sensibilidad una vez levantado vuelo de cualquier tipo, todo lo trasmutaba su trabajo en el taller. Sin embargo esta estrella estuvo muy cerca de aquel otra gigante que fué Auguste Rodin. ¿Cabe por un momento intentar con la mano tapar el Sol ante la duda de si verá cerca otra estrella? ¿Cabe esta prueba absurda? Pues sí, hay estrellas gemelas. A la distancia desde el tiempo que nos aleja lo suficiente para rastrear aquella galaxia descubrimos rodeando al gran maestro no sólo sus satélites sino otra imagen refulgente, mágica, cargada de amor, amor que sublimó en arte, en forma, en armonía, ese amor que no atravesaba sin obstáculos lo concreto se derramaba en su intensa y concentrada labor sobre su escultura. Esa fuente de luz, esa energía acompañada de su ductilidad manual y su gran trabajo nos regala hoy su claridad enceguecedora, sus obras.
Se llamaba Camille Claudel.
.

Camille Claudel, El Vals, bronce, 1900-1905

"Por lo que respecta a la señorita Claudel, profunda admiradora de su maestro, Auguste Rodin, admiración legitima donde las haya, sólo puede formularse una reserva inspirada por el interés de su futuro. Rodin es una personalidad tan poderosa, su dominio es de un nivel tan superior, que hay que guardarse de dejarse absorber por una influencia que fascina de un modo tan natural; en una palabra, es necesario que la joven artista sea única y exlusivamente la señorita Claudel, y no un reflejo." Paul Leroi, alias Gauchez "salón de 1887 (fin)", L Art, 1. 41 (1886), p. 67.

Keine Kommentare:

Kommentar veröffentlichen