i entusiasmo por encontrarme entre ancianos se difuminó al verme en un mar seco, donde debería existir otro universo líquido hay desiertos en los que debo sembrar mi propia semilla. Siempre me gustó tratar con personas mayores que yo, escuchar sus historias y sus consejos, tomar sus proverbios y descansar en su sabiduría, soy partidaria del Consejo de los Gerontes de los antiguos griegos. Parece que la vida me lleva al otro lado después de un giro de personajes, ahora yo debo velar por ellos, ciudarlos, estar atenta a su salud una vez que retrograda su memoria y se convierten en sujetos pasivos sólo de amor y cuidados, porque mis pacientes son en su mayoría "demencias". En este momento transito por un desfiladero de decisiones, todas mis funciones son de responsabilidad sobre otros, incluyendo mi madre y sin tener hijos, en el trabajo formo parte del equipo de dirección y en el equipo interdisciplinario debo aprender a coordinar en lo posible sin hacerme notar, no me hago la idea de ser líder porque simplemente no sé cómo se construye ese lugar día a día. En esto útimo es en lo que más endeble me siento, necesitaré mucha ayuda y confiar... por ahora empecé por lo más elemental que se puede pedir: La presencia, hoy iré a depilar mis piernas que aunque no las muestre nunca me hace sentir más segura ante un ejército de mujeres alrededor en general mucho más pendientes que los varones en este aspecto, hasta he sentido que paradójicamente me estoy arreglando más para ellas que por ellos, realmente les tengo miedo!! El martes viajo a otra provincia para seguir conociendo otros centros, comenzaré una especie de Memorias de esta primera etapa de adentramiento en la organización.
Siento que estoy sufriendo una transformación vital.
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Transformación. Robert Orduño
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